Pe. Gabriele Amorth
Libro de 2005 - 133 pags
Cuando el cardenal Ugo Poletti, vicario del papa en la diócesis de Roma, me confirió inesperadamente la facultad de exorcista, yo no imaginaba qué inmenso mundo se abriría a mi conocimiento y qué ingente número de personas acudiría a mi ministerio. Además, el encargo me fue conferido inicialmente como ayudante del padre Candido Amantini, pasionista muy conocido por su experiencia como exorcista, que hacía que acudieran a la Escala Santa menesterosos de toda Italia y a menudo también del extranjero. Ésta fue para mí una gracia verdaderamente grande.