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Advertencia Preliminar
A los devotos del Corazón Purísimo de María les presentamos, coleccionados en este opúsculo:
1. La NOVENA DE LAS TRES AVE MARÍAS;
2. Otra NOVENA PARA IMPETRAR LA CONVERSIÓN DE LOS PECADORES;
3. Un MES DE MARÍA;
4. Varios CÁNTICOS Y ORACIONES.
Todo en honor de aquel Corazón dulcísimo. Las prácticas piadosas de los números 1 y 3, son traducidas del francés, por cuanto en castellano son muy pocos los libros que se ocupan de ellas. Hallándose el Ecuador solemnemente consagrado al Corazón Inmaculado de María, y dedicada a su culto la primera capilla del gran templo del VOTO NACIONAL, es de necesidad imprescindible un devocionario que nos enseñe a amar y honrar a la Virgen Santísima, en ésa su advocación hermosa, que tan grata debe ser a todo ecuatoriano verdaderamente católico; mientras aquella deseada obra se publique, supla su falta en algo el presente librito, aunque tan incompleto y diminuto.
La Reina de los Cielos complácese grandemente en prodigar sus favores y Gracias a quienes los imploran invocando la compasión y misericordia de su Corazón dulcísimo y maternal; sin que haya cosa alguna, por difícil que parezca, que no nos la pueda alcanzar, pues Dios la ha constituido soberana Dispensadora de todos los tesoros de su Gracia. ¿Anheláis la salud de un enfermo, el buen éxito de un pleito justo, o el remedio de cualquier otra tribulación?... ¿Os esforzáis por dejar el pecado, corregiros de un vicio, salir de la tibieza, y emprender el arduo camino de la perfección?... ¿Deseáis la paz de una familia, o el regreso de un pródigo a su hogar?... Pues, acudid al Corazón compasivo de María, venid a su santuario. Llegaos sobre todo a este propiciatorio colocado ante el trono de la Clemencia infinita, si queréis impetrar la conversión de ese moribundo impío, de ese pecador obstinado e impenitente, que rehúsan recibir los Sacramentos de la Iglesia, y que están ya a punto de precipitarse en los Infiernos por su ceguedad y desesperación. En tan apretadas circunstancias invocad al Corazón compasivo de María, Refugio de pecadores, valiéndoos de alguna de las prácticas piadosas contenidas en este devocionario, y recordad esta sentencia de San Agustín:
SI SALVASTE A UN ALMA, ALCANZASTE LA GRACIA DE LA PREDESTINACIÓN PARA LA TUYA.