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Belén
ó
El Misterio de la Santa Infancia
R. P. Federico Guillermo Faber
Libro de 1877 - 167 págs
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Belén
ó
El Misterio de la Santa Infancia
R. P. Federico Guillermo Faber
Libro de 1877 - 167 págs
AL R. P. WILLIAM ANTONY
RUTCHINSON,
Sacerdote del Oratorio de Londres.
MI QUERIDO ANTONY:
Hace seis
años creí muy natural publicar un prefacio á mi Progreso del alma, en la vida
espiritual, bajo la forma de una carta que os dirigía á vos, cuyo afecto había
mezclado de una manera muy notable en la vida y la experiencia que aquel libro
representaba: ahora tengo también mis razones para obrar del mismo modo con
respecto á Belén.
En efecto, este nuevo libro, no sólo representa un
pasado en el que vos habéis tenido siempre tanta parte, sino que recuerda, por
permiso de Dios, relaciones., que si son menos placenteras, son por lo mismo
mucho más tiernas. La voluntad de Dios, que os ha separado y asignado
probablemente por toda vuestra vida, el padecimiento y la resignación, como
parte de vuestro trabajo en su viña, han defraudado muchas esperanzas y
desconcertado planes que nos eran más queridos de lo que los extraños podrían
comprender. Tengo la confianza de que ni vos ni yo nos hemos rebajado jamás, ni
aún de pensamiento, contra sus decretos.
Vuestra peregrinación á Oriente, así Dios lo ha
querido, no os ha devuelto la salud que habéis perdido en su servicio, y que
tengo derecho para decirlo, es de más precio para mí que para vos. No le plugo
tampoco concederos la fuerza necesaria para escribir vuestro viaje, para
ventaja de su Iglesia y gloria de su Verbo. Pero una gran parte de este libro
os pertenece, os debe todo cuanto las escenas que describen tienen de exacto y
de pintoresco y adquiere para mí una especie de triste valor cuando pienso que
es, con todas sus imperfecciones, el único recuerdo de vuestra laboriosa visita
á los Santos Lugares.
Además, en donde las descripciones ofrecen algunas
semejanzas con los lagos de la Clyde y las montañas de Argyle, me es muy dulce
el recordar que esas imágenes nos son comunes á los dos; porque después de
vuestra prolongada ausencia, en el halagüeño y hospitalario retiro de
Ardencaple, nos hemos reunido por primera vez.
Las diferentes maneras de dividir ó de mirar la vida
de Nuestro Señor os han interesado siempre particularmente, y habéis consagrado
á ellas estudios muy serios. Me habéis enviado de la Tierra Santa una narración
y un plano arreglado á la topografía de la Palestina, el Egipto y el desierto,
y me halagaba la esperanza de que pudierais llevarle á cabo. Voy á deciros
ahora lo que me propongo en este libro.
Los misterios de los treinta y tres años de Nuestro
Señor pueden tratarse de de diferentes maneras. Podemos considerarlos cada uno
á parte tal como es en sí mismo, lleno de gracia y de Hermosura en su fisonomía
propia y completamente distinto de los demás. En segundo lugar, podemos
clasificarlos y dividirlos, por ejemplo, en gozosos, dolorosos y gloriosos,
dando á cada clase su carácter especial y en la unidad de cada uno de ellos,
conservando á cada misterio su individualidad propia. ó bien, en tercer lugar,
podemos considerarlos como grupos ó constelaciones de las que cada uno forma
una unidad como la Infancia, la Vida oculta, el Ministerio público, la Pasión y
la Vida resucitada, ó los cuarenta días. Cada una de esas constelaciones tiene
una unidad más perfecta que las divisiones de los misterios según sus caracteres
gozosos, dolorosos y gloriosos, y al mismo tiempo, los misterios separados de
que se compone la unidad, tienen una variedad más grande. En cuarto lugar,
podemos aprender mucho haciendo abstracción de los misterios separados, para no
considerar más que las analogías ó los contrastes de las cinco constelaciones
entre sí. Es muy difícil decidir qué analogías ó qué diferencias son las que
pueden suministrar más datos á la teología y á la devoción.
El tratado siguiente es un ensayo del tercer método
de tratar la vida de Jesucristo, combinada con el cuarto, cuando la materia lo
sugería. En mi espíritu, y probablemente por una costumbre poética de localizar
las cosas, designo mis cinco constelaciones de misterios con los nombres de
Belen, Nazareth, Galilea, Calvario y Genezareth, denominaciones que tal vez no
tienen más que una exactitud aproximativa, pero que son suficientes para mi
designio.
Debo advertiros también, y por ese medio á mis
lectores que en el tratado hay partes susceptibles de una interpretación falsa,
si no se leyese el conjunto. Bajo todos los demás conceptos, él mismo se
explicará, y lo confío á vuestra indulgencia y á la del público, rogando á
Nuestro Señor, si lo tiene por conveniente, que le acompañe con su gracia para
que inflame y haga arder las llamas de Navidad en los corazones sencillos, como
los de los niños.
No puedo concluir sin decir que experimento cierta
repugnancia en publicar mi libro en este momento. La Iglesia se halla sumida en
profunda aflicción, y la devoción á la Iglesia en ninguna parte debe ser una pasión
más absorbente que en los corazones de los hijos de San Felipe Neri. El Vicario
de Jesucristo se encuentra en la mayor desolación, y aún cuando no deje de
tener ejemplo en los anales de la Iglesia, no por eso aflige menos á sus hijos.
Los que han hecho voto de una sumisión especial, al Santo que la Iglesia ha
canonizado como el Apóstol de Roma, no pueden dejar de tener despedazado el corazón,
cuando el Santo Padre lleva tan evidentemente la corona de espinas. Este año,
que á Dios gracias toca á su fin, ha tenido una buena parte de dolores, tanto interior
como exteriormente, está sembrado de ruinas, como un mar embravecido y con los
restos de los náufragos.
En estos tristes instantes será para vosotros, como
para mí, y sin duda también para nuestros hermanos, una circunstancia santa y
patética, él que estas líneas os hayan sido dirigidas desde aquí en la
festividad de Santa Catalina, la mártir de Egipto y la Santa querida del Sinaí.
Vuestro siempre
afectísimo, querido P. Antony,
FEDERICO GUILLERMO
FABER.
Arundel Castle, fiesta
de Santa Catalina, 1860.
5 comentários:
Olá,
interessante ver que nos países de língua espanhola eles tem o hábito de traduzir o nome da pessoal, por isso, o autor deste livro é o maravilhoso Frederick William Faber, que tantos livros você já colocou aqui. Obrigada mais uma vez, são maravilhosos os escritos deste Padre.
Monique.
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Salve Maria, Eduardo!
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Saudações!
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